sábado, 24 de octubre de 2009

Quiero lustrar todas mis sonrisas,
quiero beber de tu espalda perlada,
quiero besarte en la boca,
tirar mis cigarros,
caminar allá donde me lleve tu danza.
No me importa estar ciego,
ni que me rasgue la madrugada,
ni que el silencio, el averno
borre mis pisadas.
Quiero lustrar todas mis sonrisas,
acariciarte la cara,
saber que en algún lugar de tus pupilas
viven las mías reflejadas.

lunes, 12 de octubre de 2009

¿A qué sabe la medianoche?

Abrimos los ojos, abres los dientes y todo parece estar deconstruido, y nada es sino un cúmulo de pedazos soñolientos que como el sol, circulan en espiral. A cada bocanada de cemento le corresponde otra de hormigón. Nuestros pulmones al fin saborean el devenir y de la gravedad, parece que en un futuro no muy lejano se vayan a caer a nuestros pies.
Por decir gilipolleces podría no cejar en mi empeño y disponer, para mi uso particular, de una enciclopedia entera.
La lluvia ha llegado, ya llegó y estabas lejos, cada una de sus gotas me orada la piel y apenas sé que decir cuando todo está encendido en llamas.
Es ridículo ser ridículo, es en vano, es insano.
Niña, cómprame medio kilo de esas sonrisas que están prohibidas.
Traéme el hedor de los espejos enclaustrados, la tinta de los ojos bovinos de pablo picasso.
Y deja que me vaya.