domingo, 27 de diciembre de 2009

Diciembre

Frío, hasta la médula,
Frío en los pulmones,
Frío, caudal en mis venas,
Frío sagaz, de lengua inerte,
Frío pequeño y delicado,
Frío con melena,
Frío de asperezas escarpadas,
Frío incandescente,
Frío boreal e ignífugo,
Frío austral y reincidente,
Frío que almacena más frío,
Frío administrado friamente
Frío canto de sirena,
Frío, autista estilizado,
Frío que me lleva, más lento que en la muerte.
Frío arrojadizo y mecanicista,
Frío resquicio de calcio adolescente,
Frío náufrago suficiente .
Frío solamente.
Eres frío solamente

sábado, 26 de diciembre de 2009

Tras el silencio que habita en el ecuador de la ceniza,
tras las caricias que ya no existen,
tras la danza de la luna, la sal y el silencio,
a través del contoneo de la cámara lenta,
ya esparcidos símiles y disonancias,
me quedo aquí, hecho pedacitos
esperando a que vengas con tus ojos de gata
y un bote de superglue.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Ven, cógeme de la mano,
vamos a decirle guarradas a la luna,
ella no nos va ver,
total, es de noche.

Ven, déjame apurar el humo
que cuelga por la comisura de tu jersey,
vamos a dar vueltas,
a perdernos antes de que cuente diez.


Pueril y sardónico,
tóxico, remanente,
epirutual y claustrofóbico,
a veces pienso que tan sólo me dedico a huir
de una partida de ajedrez.

Salgamos despedidos hacia el principio del fin,
decontruiré mi aliento,
tan sólo tinta y papel.
Ven.

jueves, 17 de diciembre de 2009

RULED PAPER

Good night dearest, as I can imagine you are trying to guess who has spent their time to write you a letter that you are holding between your pale phalanges. All this is amazing, don’t you think so? Don’t you think so dearest? I thought that all this has become amazing and I send you my late sorrow.

Sometimes I don’t know what to do with the liquor of my tears, is a strange brew, poisoned and black, with the taste of a hundred of knives, with a burning neon flavour eating the shore of my eyes. I suppose that I won’t have any more chances to set free my cry. I’m dying.
Yesterday I saw you, the strength of your arms ruined me, took up my latest choice to hint a smile, today I shall bring this words to you. It’s hard to understand, in fact I’m lost and confused, because when you were born, you loved me and kissed my lips. It seemed to be your profession, your favourite occupation. I just can ask myself if you have abhorred me. Why have you forgotten me? I am abject and ablaze. Why can not I stop sinking? I feel like a blind clown broken into little pieces on the floor of a circus.

You used to run across my chest between huge sunflowers, and later, when you were lazy, you liked to float inside my veins. I found my heaven between your hair, my little child, my baby. Don’t you recognize me son? I’d like to tell you a lot about the hidden stories of gods and myths, the same old ones that you have learned before I let you run away. I would like to give you the secret of my seas, of my birds’ songs, of my latest prays, but you ran screaming across a petrol highway, increasing all my nightmares and pains.

You have been looking for the green smell of money and the creation of a society built with mirrors, cigarette smoke, and the manliness where insane children strangle their innocence day after day. You have chosen an option, and I am sorry to leave you.
I am the mother earth. The desperate life. I am sorry to tell you that these are my last words; sadly I am going to walk down this one way pier to the abyss of nothingness. I have decided that I am going to hide away myself in the ether sea, where anything has no name. I did not want to kill myself and I can not imagine how cold your heart has become.
This is the end. The end of quiet stars. The end of green leaves falling from the trees and the end of wolves crying to the moon. The end of seaweed dancing on the ocean floor. And the beginning of palliative measures to the wild life. I hate you. I detest you all. You have destroyed the force that has kept me turning all these days.

sábado, 14 de noviembre de 2009

aforismo

Ojalá tuviera un mapa de la geografía de mis sensaciones, de las personas que me habitan, de los lugares que la nutren. Los cambios que la golpean, que hacen que surjan páramos y estepas y también rincones donde el verdor duele con solo mirarlo.
Ojalá pudiera olvidar todo lo que me ha sucedido y dedicarme a descubrirme cada día, de nuevo, de una nueva forma, vivir de manera inconsciente y no tener que dedicarme a recomponer el puzzle de mi historia.
Cierro los ojos y me veo cercado en la inmensidad del término medio, en el castigo kafkiano de ir perdido y a la vez esforzarme por amamantar la futilidad de mis convicciones.
Ahora tan sólo quiero que el agua moje y que el cielo sea azul.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Al mar del teus ulls ballaria la dansa de la sendra,
Em nodriria amb cada petó, cada riallada de sol que cau als teus pits,
Ens predriem endinsats en la flor del taronger,
L’eufòria del Mediterrani,
Lèscolta aturada de la sorra.
Peripl,
Odisea,
La paranoia de cent gavines i tot un munt de rínxols catastròfics.
Tu i jo estem vius,
I les paralaues són tan sols paraules...
Vine i dime que esperes per a jugar.

sábado, 24 de octubre de 2009

Quiero lustrar todas mis sonrisas,
quiero beber de tu espalda perlada,
quiero besarte en la boca,
tirar mis cigarros,
caminar allá donde me lleve tu danza.
No me importa estar ciego,
ni que me rasgue la madrugada,
ni que el silencio, el averno
borre mis pisadas.
Quiero lustrar todas mis sonrisas,
acariciarte la cara,
saber que en algún lugar de tus pupilas
viven las mías reflejadas.

lunes, 12 de octubre de 2009

¿A qué sabe la medianoche?

Abrimos los ojos, abres los dientes y todo parece estar deconstruido, y nada es sino un cúmulo de pedazos soñolientos que como el sol, circulan en espiral. A cada bocanada de cemento le corresponde otra de hormigón. Nuestros pulmones al fin saborean el devenir y de la gravedad, parece que en un futuro no muy lejano se vayan a caer a nuestros pies.
Por decir gilipolleces podría no cejar en mi empeño y disponer, para mi uso particular, de una enciclopedia entera.
La lluvia ha llegado, ya llegó y estabas lejos, cada una de sus gotas me orada la piel y apenas sé que decir cuando todo está encendido en llamas.
Es ridículo ser ridículo, es en vano, es insano.
Niña, cómprame medio kilo de esas sonrisas que están prohibidas.
Traéme el hedor de los espejos enclaustrados, la tinta de los ojos bovinos de pablo picasso.
Y deja que me vaya.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

quehaceres

Volátil trasegar el aroma de tu pelo,
cargar simplemente con el cimiento de tu sonrisa,
siniestrarme pasivo en el castigo de tus dedos,
en tu enclítico acábose,
panacea pelirrubia.
y si me apuras, si no es tan tarde como para entornar la boca,
devorarte, devastado, devorarte.
y si me apuras, si no es tan tarde como para cerrar la boca
quedarme, mirarte, desperezarte.
Tú y yo viajamos juntos,
el mundo gira aparte.

sábado, 26 de septiembre de 2009

mojito, mojito

Mientras el cubito de hielo más se desnudaba ,
más chico se hacía,
dejaba trasnochar tímidamente lagrimones de éter,
devorando el vapor de cañavera,
mientras su corazón glaciar elaboraba paranoides conjeturas,

cuando el cubito de hielo más llora, acaba más flaco todavía,
nadie imagina como acabará,

ayer dijeron que se perdió en las luces del alba,
lo llevaban a enterrar entre ron y albahaca,
dijeron, que a besos se lo comía una mulata

sábado, 12 de septiembre de 2009

horror vacui

Me encallé en altivo trasegar de tu mirada,
una parca arritmia,
y no cejo en mi empeño de naufragar en la constancia de la arena.

Allá donde ya estube.
Emprenderé mi epopeya hacia la desidia,
licántropo y trastornado,
devorando aciago la pulpa de la desdicha .

La geografía de un espejo
nunca me pareció tan cruel.

Me encallé en algún lugar de tus ojos,
ignoto glaciar vacío,
cuando apenas consigo alzar mi mirada.

Alunizar, lunático, esquelético,
como una asíndota políglota y caótica,
personificando las futilidades de una vida insustancial.
Presentando las credenciales de mi belfo al viento,
incinerado en el rocío.

Hazme coser un traje de ortigas,
rocíame con el tañir de cien campanas,
con sílice y carcajadas secas,
con resquicios de la niebla,
deja que mientras llore
nunca porte una bandera.

Deja que me vaya,
truncado por la pena.

domingo, 9 de agosto de 2009

REMEI PER A L'ÀNIMA

Petita espera,
alguna cossa es crema a les mans,
és l’alegria rovellada,
un viatge estel·lar cap a la fi salvatge,
cap a l`histèria,
cert èxtasi assassí i pertorbador
i un somriure a la boca,
sanya i paranoia esclavitzades
lliures ara al cos.
L’agonia de cada ídol,
cada pensament,
sempiterna mort
i besos de psicodèlia.
Un llarg punt i final
que es fa d’esperar.

CIAO BELA

Eran apenas las tres de la tarde, hacía buen tiempo y el cálido resollar del viento de tramontana se dedicaba a jugar con los cabellos de las muchachas, las besaba. No obstante la consternación hacía eco en aquel octavo piso. Se escuchaban golpes intranquilos, miradas vacías y en el aire estaba suspendido un aroma cercano al éter.
Allí, bajo la quietud de las sábanas, jugaba a esconderse una princesa de piel pálida y mirada frutal. Era sólo una niña fingiendo ser grande.
Durmiendo a los pies de la camilla se disponía una señora algo mayor, de ojos vidriosos y pelo cano. Nadie le dijo que toda esta historia iba a acabar así, de forma tan dramática, había sido tan ciega, todo marchaba genial hasta que recibió aquella llamada: “disculpe, ¿Es usted la señora Sánchez?”, resolló metálicamente el diafragma del aparato, “lamentamos informarle de que su hija ha sufrido un desmayo en clase de historia, está camino del hospital”. En ocasiones las palabras se precipitan sobre nosotros como la nada engullendo nuestras vidas en una desmesurada vorágine fría y deforme, es curioso observar la medida en la que un término puede llegar a truncar nuestros esquemas, saquearlos en ocasiones.
Después llegaron las preguntas, eran tantas, tan horribles. La princesita solía evadirlas sonrisa tras sonrisa, para ella todo era un hermoso juego.
La señora Sánchez se exasperaba al ver cómo, a medida que los días pasaban, aquellos labios de fresa se apagaban, le resultaba tan pesado sonreír, apenas esbozar una expresión.
Las dos siempre habían estado a solas, era fácil darlo todo sólo a otra persona y tan amargo ver como su hijita se escondía tras un crisol de lino.
Mientras, la niña jugaba a reír, a ser preciosa, a ser feliz. Le había costado tanto llegar a ser una muñeca de trapo, linda y de amplio sonreír. No quería echarlo todo a perder, sólo deseaba fugarse, ser perfecta. Eran tantos los espejos que había visitado aquella palidez que no valía la pena enumerarlos, tantos lloros y lágrimas, espinas en su débil corazón. Nuestra muñeca era tímida y cruel consigo misma, se dedicaba a esconderse, castigarse con la mirada y cantar para sí en incontables arrebatos de euforia esperanzadora.
Nada de esto había evitado que se fuera ir, no tenía miedo ¿Qué iba a ser de ella después del todo sino un espíritu libre, una pluma grácil mecida por su afán de belleza?
Nuestra princesa ya no se esconde, ya duerme, el viento juega ahora con su larga cabellera, sus ojillos se cerraron apagados, su madre la espera pero sabe que ya no volverá a ser suya jamás y llora, se desgañita.

MORTECINA CÁBALA NAVIDEÑA

Se fragmentó el intrínseco verdor ante la inhóspita y apabullante presencia del frío invernal, que por aquel entonces quebraba, inspiraba y era capaz de someter a las fuerzas de la naturaleza.

En oscuros rincones el frío se arremolinaba para trocarse en una obsesiva prestancia.

Ojos negros, miradas de ónice mecían aquella pequeña aldea, aislada, mítica, escondida por las torrenciales gargantas que se insinuaban a lo largo y ancho de las gélidas mesetas de la humanidad.

Un día aquel enorme abismo blanco fue violado súbitamente por la furia
carmesí que de manera barroca, casi goyesca se precipitaba, se escucharon
gritos, aludes que extendían felices cantos navideños. Había llegado aquella
época del año en la que todo el mundo derrocha sonrisas de una manera tan
azarosa en la que nadie repara.

Solía ser este el caso de Rübem, un viejo zíngaro que malvivía su tiempo
frente a su cítara refugiado en ilusiones , fantasías y espejismos erigidos en base a la soledad absoluta, mimética y constante de las que era preso. Durante su habitual ruta solía escuchar los marmóreos pulsos sonoros y amplios que le eran concebidos por las campanas de la iglesia y aquel indescriptible rumor de los transeúntes navideños, decidía así volcar toda su ternura al minúsculo pueblecito escrutándolo y desnudándolo con lirismos varios que de su genio musical provenían. Ya dentro de su ambiguo frenesí era capaz de desprenderse de la realidad y así entraba en un trance gnóstico que podía desbocar en horas de continuas variaciones y confusos ritmos de indefinida procedencia que en ocasiones le hacían desfallecer y ocultarse tras peripecias confusas de satisfacciones barítonas y confidencias ficticias.

Fue así como una noche de navidad, perdida ya en el constante relámpago de los corazones humanos, el anciano erigiendo sus magnánimas improvisaciones logró lo que muchos abandonaron en su pusilamilidad, a altas horas de la noche, en un sinfín de hastiadas digitaciones pero de trasfondo alegre y ligeramente airado sintió en su interior el profano rumor recíproco, gran vorágine de alegría, que a la medida que impregnaba de verdor los campos le privaba a él de su vida, observó entonces su verdadera esencia, su más íntima naturaleza y cuan glorioso paladín de la más prolífica miseria culminó su inexistente vida de adoquines, sombras y notas.
Formando así al amanecer una pequeña mata de sardónico verdor desafiante ante el glacial vaho de las lomas, o tal vez una deficiente sonrisa cadavérica fruto de un imparcial cariño acandilado.

viernes, 24 de julio de 2009

RECUERDOS

Él tenía los ojos salpicados del verde de las pinedas, sus manos de esparto, rugosas y ásperas muy de tarde en tarde movían las cuerdas de una guitarra al arrancar con los acordes de Romance Anónimo.Ella siempre esbozó una sonrisa incandescente, amplia, perdida en las tardes del cine de pueblo del año treinta y siete, en las huídas a la acequia, en el ligero ir y venir de tantos años sobre su cabeza.Ambos trabajaron hasta la saciedad, hasta el infinito, y un día como otros tantos, se encontraron, echaron raíces, vivieron el uno para el otro, tuvieron familia, se llegaron a conocer entre esas cuatro paredes a las que pertenecían.Era una vivienda unifamiliar, rodeada de bullicio y alegría. Se erige hoy todavía sobre cuarenta y un escalones titánicos, una baranda estrecha y discretas bombillas colgando de la pared. Pasé una buena parte de mi infancia allí metido, apenas sabía andar y ya subía a gatas aquellas kilométricas escaleras.Al ir creciendo, mi perspectiva sobre ese mismo espacio y las personas que lo habitaban cambió radicalmente, incluso todo llegó a parecerme más mundano.Me di cuenta de que algo había cambiado justo en el preciso instante en que estornudé en medio del comedor, en septiembre de mil novecientos noventa y nueve. El suelo se enfrió desde entonces casi de manera glacial al igual que la atmósfera y las miradas. Me horroricé, no podía soportar más tanta inexpresión contenida bajo un mismo techo, apenas todo era cariño disfrazado en forma de distancia.Luego llegaría mi primo, aparecerían problemas y más problemas todavía.Mi tio esquizofrénico. Brotes de divorcio, melancolía persecutoria. El niño enclaustrado bajo la frialdad de cuatro paredes, juicios interminables, debilidad de una madre.No recuerdo haber visto a mi abuelo volver a empuñar el mástil de su guitarra desde entonces. Mientras la criatura crecía sola, todo el mundo enajenado se mantenía al límite. Era una situación abyecta, una tragedia griega en la que el único espectador, un niño presenciaba la destrucción de su familia.Más tarde llegaría un poco de color, dos o tres amigos más que íntimos de mi tía, interrogaciones consatntes sobre el paradero de mamá, las que mis abuelos, estáticos, callados estoicos, solo podían maquillar de un momento a otro.Ellos mantenían distraído al pequeño como podían, de la mejor forma que conocían.Es curioso observar como tres corazones insomnes y amurallados pueden llegar a compenetrarse tanto con engaños, historias y alguna que otra narración de la infancia, con incursiones a recetas estrafalarias y a los doce tomos de la enciclopedia Espasa. Eran chiquilladas que provocaba la necesidad, actos fantásticos de naturaleza imprescindible. Fue un momento de incalculable belleza el darse cuenta de que aquel apartamento cobraba vida y se llenaba de lápices de colores. Poco importaba el pasado. La nocturnidad de la vida de mi tía se empezó a disipar poco después, tal vez comprendiera sus prioridades. Empezó a estudiar, cogió una baja y ella y su hijo pasaron más tiempo a solas.Mis abuelos, de nuevo solos en la brevedad de sus días, decidieron dejar estar todo, volvieron a mirarse a los ojos, a escuchar las viejas cintas de manolo Escobar.Todavía hoy en día se les ve, inmersos el uno en el otro , entre esas cuatro paredes.

MUSIC WHEN THE LIGHTS GO OUT

Breath,

breath,


breath again.

Cry,

shy,

Cry again.


Boo me,

boo me,

this is all that i want.

A crew of plastic fellings rise up on my flaming soul.

I don't know what to do whit myself.