sábado, 14 de noviembre de 2009

aforismo

Ojalá tuviera un mapa de la geografía de mis sensaciones, de las personas que me habitan, de los lugares que la nutren. Los cambios que la golpean, que hacen que surjan páramos y estepas y también rincones donde el verdor duele con solo mirarlo.
Ojalá pudiera olvidar todo lo que me ha sucedido y dedicarme a descubrirme cada día, de nuevo, de una nueva forma, vivir de manera inconsciente y no tener que dedicarme a recomponer el puzzle de mi historia.
Cierro los ojos y me veo cercado en la inmensidad del término medio, en el castigo kafkiano de ir perdido y a la vez esforzarme por amamantar la futilidad de mis convicciones.
Ahora tan sólo quiero que el agua moje y que el cielo sea azul.

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