viernes, 13 de agosto de 2010

El verbo, los ignotos designios de una idea consustancial a la realidad o a la entelequia de la mente. El verbo y su falso espejismo de literatura, la primitiva declinación de aquello que no puede ser nombrado, el engaño del logos tras el atavismo dorado de dioses y musas. El verbo y su pasado imperativo, aglutinante de los jardines de tiempo, la historia de nuestros instantes.



Rescaté una palabra de un sueño, una pequeña dádiva, una heregía excéntrica, escepticismo de cabellos ondulados.

Caminaba desnudo por la vereda de las sombras, parecía emitir la andrajosa y tipificada luz de tubo fluorescente de sobra conocida por todo el que alguna vez la haya visto.
No obstante, fue el bogar de unos discretos pies lo que hizo que me sonriera plácido al girarme. Anonadado y pletórico me así a unos finos trazos de porcelana, los mismos labios que parecían rezar "amor, amor...".

domingo, 8 de agosto de 2010

Rum Rum


Dadme un crepúsculo encendido , un ocaso en la letanía, una quimera que lejos de besar el suelo va al encuentro del horizonte.

Dadme bocanadas de chapado, gasóleo hirviendo, clavículas de incierto metal pesado.

Dadme aquello que pueda nutrir mi corazón, pulsaciones selectas, dadme una emoción.

Dejadme roer el veneno que atesora el caucho, repeler el asfalto, traficar con los recatados caprichos del viento.

Dejadme relinchar canciones, afinar celeridades en la idiosincrasia de las tuercas.

Escarcha célebre, deidad partícipe del hades.

Un ronquido de estruendo.

Taimada construcción de latidos taquicárdicos.

Tan sólo dadme un motor.

Que me empuje, que me lleve hacia otra página en mi tímida historia sobre este mundo.



sábado, 7 de agosto de 2010

Tras el lacio sonreír del estucado de mi cuarto se esconde un enigma, que nos secunda, nos coge de la mano y nos incita a aferrarnos como dos niños. Y las horas se distraen, cayendo en un sempiterno bucle, como si se tratara de una minúscula competición automovilística que jamás parece cesar .
Y son tantos los pigmentos que tiñen tu iris, el perfecto tejido de tu sonrisa al despertar; cada día reúno más pistas y sólo consigo que este acertijo crezca.
Tus miradas se desenvuelven con tal celeridad que truncan la misma atmósfera que nos contiene , es entonces cuando las manos emprenden su graciosa danza ritual y la ropa sale a esconderse tímida bajo el colchón, entonces todo cambia y se transmuta, te veo y me maravillo. Sería capaz de devorarte a la orilla de un vino tinto, pero me contento con catar la comisura de tus labios. Todo es fértil y ambiguo, e incluso tengo la sensación de vivir en un rotundo y profundo sueño vespertino.
Todo indica que estas circunstancias misteriosas se habrán marchado cuando al fin los dos nos desperzamos de manera escandalosa.
Te miro, tú me miras a mí; el enigma sigue ahí.

domingo, 18 de abril de 2010

En ocasiones me difumino en la lluvia, la miro y es una sensación plácida y sincera, no pretendo hacer nada ni ser nada. Es entonces cuando la lluvia, con su hálito de cicuta se introduce mucho más allá de mi piel, las horas devienen azules y su perfume es amargo, amargo hasta exasperarme. Es entonces cuando recuerdo todo, los que se han ido y los que vendrán, en esos precisos instantes en los que el tiempo multiplica su densidad hasta límites insospechados. Es entonces cuando el brillo de mis ojos se apaga y canto canciones tristes, intento levantarme pero no lo consigo. Pero sé que habrá una mañana en la que abra los ojos y el sol me ciegue, me traiga música de más allá del horizonte.
Mientras escribo esto me doy cuenta de mis estupideces, de que la vida es grande y de que poder besarte es lo más bello que me ha pasado. No llega música del horizonte, ni vienen a verme los rayos del sol, pero estoy vivo, respiro y sonrío.

domingo, 28 de marzo de 2010

Mátame a besos,

A veces, desearía que todo fuera llano, estable, inmóvil y placentero, pero es la violencia de tus ojos manchados de brea lo que me sobrecoge, es el ver la luz después de permanecer de espaldas a ella.
A veces, me gusta pensar que navegamos en un buque transoceánico, sorteando las olas arriba y abajo, aferrados a una botella de ron, al borde del fin del mundo, y conseguimos llegar a donde reposa el sol en su zénit, hace tanto calor y estamos tan desnudos...
A veces no dudaría en callarme para siempre, caer rendido en tu regazo, agazapado y amorfo. Me transformaría en lápiz de labios con tal de despertarme acariciando tu boca, me contentaría incluso con disolverme en forma del humo que resbala por ella, de la ceniza que con resentimiento dejas atrás todas las noches.
Pero yo sólo soy yo, y tú eres el veneno que alimenta mis días, la incógnita de mis horas, la respuesta a mis segundos.
¿A qué esperas para quitar el seguro y matarme a besos?

domingo, 28 de febrero de 2010

noventa y uno y medio

La lástima de todo esto era que ella estaba conectada a una máquina con el nombre de vida.

Vivir, puede que tan sólo sea una cándida ilusión, difuminada desde el albor de los tiempos y la conmensurabilidad del espacio. La presencia de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, las palabras que nos atormentan desde el averno de nuestra conciencia. Un arché primigéneo, castigado, precocinado e inválido. La tele crepitando de sol a sol, el apurado eufemismo de flojear de la cabeza. Todavía recuerdo cuando ella creía oír a Juanito Valderrama en medio de la noche.

Decían que atesoraba en los pulmones un océano insalvable, un recóndito mare nostrum condensado en las fronteras de su cuerpo, un rugido de baho, a cada paso más inerte y sosegado.

Tales decía que todo nace y muere en el agua, la vida y la muerte son partícipes de este líquido, sibilino y transformable, perpetuo en su mutabilidad, Anaximandro en cambio sostenía que es el aire, aquello que se solidifica y nos nutre, siendo el hombre, hasta el fin de sus días un ser neumático, vaporizable, cual globo aerostático, humidificador o olla exprés.

Aferrados su cama, los dos demagogos en acaloradas pugnas dialécticas llegaron a manchar las sábanas del hospital de saliba. Se ahogaba, estaba hecha de agua, estaba condenada a la indolente falibilidad de lo humano. Sus pulmones, su pneuma, su physis, no iban a ser menos.
¿Quien desperezaría la inminente fatalidad?

Ella era un fuerte, la roca, el peñasco anclado a la adversidad, toda la fauna que poblaba la antesala del Arnau, el verde de su corral, el canto de los canarios, era las cien maneras posibles de hacer brotar una sandía, era las alhajas que le arrancaron, ella era la sustancia de un ayer mejor y un futuro pecaminoso, ella era mi poca verguenza, la calderilla en mi cajón, un poso de café con leche, la mar salá, las peladillas, los pestiños, el extraperlo, los grises.La historia de noventa y un invierno y medio.

Me contó que vivía una tortuga en la parte de atrás, la recogieron del pueblo, me contó que vivía para siempre.

lunes, 1 de febrero de 2010

Soñé que me despertaba en tus labios,
tu dormías y yo era pequeño,
soñé que caminaba despacito, para no caerme,
paso a paso,
sin sobresaltarte,
no fuera a ser que abrieras esos ojos
esos que a mí me matan,
y tus pestañas me mandaran lejos,
a una eternidad de tu boca.

FAUNA

Després d’arrivar, hagueren de cercar alguna mena de vida animal, enlloc d’alló hi trobaren una producció d’en Walt Disney.

VESTIGIOS DEL FUTURO

Primero logramos desenterrar cúmulos de aluminio y metal, latas de conserva, cristales de ornamento, láminas multicolor. Después vimos cómo de la tierra emergían factorías quiméricas, polución densa y fosilizada. Finalmente, logramos divisar diminutas puntas de flecha envenenadas, apocalípticas. Fue entonces cuando supimos por qué todo acabó.

lunes, 11 de enero de 2010

Elegía del señor diciembre

Hoy soñé en un baile de máscaras
donde todos huían, se dejaban arrastrar por el alcohol y la corriente ,
hoy soñé que después de enfrascarme en el sol naciente
vivía en un campo de fresas,

hoy soñe que me alejaba,
que esperaba a la aurora y me cubrían las algas,
hoy soñé que me convertía en roca sonriéndole a las olas,
y las gaviotas se me cagaban encima,
y tal vez a mi vera vendría cualquier otro chaval,
que quedaría también petrificado en granito y alquitrán .
Y otro,
tal vez otro más,

pequeñas chinas, trozos de coral, diminutos fragmentos de arena,
figuras de sal
¿de quién será la responsabilidad de que haya tanta arena el mar?

domingo, 10 de enero de 2010

Todo pareció irse a pique en un instante.
Las luces de neón, brillando en la calva de ese par de orangutanes.
Compostura, disciplina, orden, rectitud.
Luego estaba lejos,
tumbado en tu sonrisa.

viernes, 1 de enero de 2010

impresión del sol naciente

El índigo percutía las pupilas,
centenares de chinas en mi zapato,
volando emociones tardías que supongo,
no habré descorchado.

Maldito baile de gárgaras,
constelación de la madrugada.

Y abrir los ojos en medio de un delirio,
y alejarme, y nadar,
ya no quiero más ceniza para respirar.