sábado, 12 de septiembre de 2009

horror vacui

Me encallé en altivo trasegar de tu mirada,
una parca arritmia,
y no cejo en mi empeño de naufragar en la constancia de la arena.

Allá donde ya estube.
Emprenderé mi epopeya hacia la desidia,
licántropo y trastornado,
devorando aciago la pulpa de la desdicha .

La geografía de un espejo
nunca me pareció tan cruel.

Me encallé en algún lugar de tus ojos,
ignoto glaciar vacío,
cuando apenas consigo alzar mi mirada.

Alunizar, lunático, esquelético,
como una asíndota políglota y caótica,
personificando las futilidades de una vida insustancial.
Presentando las credenciales de mi belfo al viento,
incinerado en el rocío.

Hazme coser un traje de ortigas,
rocíame con el tañir de cien campanas,
con sílice y carcajadas secas,
con resquicios de la niebla,
deja que mientras llore
nunca porte una bandera.

Deja que me vaya,
truncado por la pena.

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